lunes, 1 de noviembre de 2010

AGRADEZCAMOS AL SEÑOR NUESTRO DIOS

“Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”. 1 Corintios 15:57

Este maravilloso versículo presenta el tema de todos los libros de la Biblia. Es una promesa de triunfo. Para que el ser humano vuelva a amistarse con su Creador, y pueda recuperar el favor de Dios, es necesario el portentoso poder de Jesucristo. Por el triunfo sobre el poder del enemigo, la voz de todo ser viviente ha de levantarse en notas sublimes de agradecimiento, tal como lo hizo Pablo al reconocer su incapacidad para luchar contra las fuerzas del mal.
Repetidas veces el apóstol puso énfasis en la necesidad de expresar nuestra gratitud a Dios. En la Biblia hay alrededor de 138 pasajes bíblicos relacionados al agradecimiento y a la virtud del corazón agradecido. Algunos de estos pasajes están escritos con palabras tan poderosas como las de Colosenses 3:17: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”.
Las dos grandes maneras en que se expresan la vida y la conducta humana son nuestras palabras y nuestros hechos. Por lo tanto, la alabanza y el agradecimiento deben acompañar todo lo que pensamos y hacemos.
No tenemos por qué esperar hasta ese glorioso día cuando los redimidos de todas partes se junten en las mansiones celestiales, para mostrarle a Dios nuestro sincero agradecimiento y glorificarlo por la esperanza que sus promesas divinas infundieron en nuestros corazones mientras vivimos en esta tierra. Debemos hacerlo ahora, en este momento cuando nuestros ojos se abren a tal discernimiento.
Recordemos que no existe cura mental o bálsamo emocional sin gratitud. Porque en cada situación de nuestra vida, haya sido buena o mala, existe siempre una razón por la cual estar agradecidos.
Meditemos en lo siguiente: Cuando su corazón experimente la gracia de Cristo y se dé cuenta de lo que se ha hecho en su favor, asegúrese que su voz también exprese la gratitud interna
(Tomado de: Herederos de promesas)

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