lunes, 18 de octubre de 2010

¿HASTA CUANDO?


¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?”. Sal. 13:1


La pregunta de David es una pregunta que nos hacemos a menudo, en tiempos de dificultad. El salmista se hizo esta pregunta seis veces. Hasta los mártires del evangelio preguntaron: ¿Hasta cuándo, Señor? (Apoc. 6:10).
Sé que hay momentos tan oscuros en la vida que, humanamente, sentimos que Dios se olvidó de nosotros. David pasó por muchos momentos así. Cuando escribió este salmo, estaba huyendo de Saúl. Eran tiempos difíciles. Un día hasta llegó a decir que estaba a “un paso de la muerte”. (1 Sam. 20:3).
¿De quién estás huyendo hoy? ¿Qué problema tratas de olvidar? ¿Qué tipo de presiones enfrentas? Por ventura, ¿ya pensante que la única salida podría ser abandonar todo y desaparecer? ¿Miras a tú alrededor y no ves luz? ¿Clamas y da la impresión de que Dios no responde?
Todos los días necesitamos aprender a lidiar con los sentimientos. Los sentimientos, a menudo son traicioneros. Cuando estamos bien, nos hacen sentir que estamos mal, y viceversa. Distorsionan la realidad. Ponen una venda en nuestros ojos y nos impiden ver la mano poderosa de Dios.
Hay momentos en la vida que todo parece estar rodeado de nubes oscuras, pero no olvides que por encima de ellas, brilla el sol. No hay nubes, ni tempestad capaz de apagar el sol.
Por tanto, no te desesperes. Si Dios, en su infinita sabiduría permite que tú vivas el momento que estás viviendo, es porque tiene algo mejor para ti.

Meditemos en lo siguiente: Espera un poco y el sol brillará de nuevo. Dios no se olvidó de ti. El no cabecea, ni duerme, siempre está vigilante. Por tanto, no te preguntes como David: ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
(Tomado de: Cada día más sabio)

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