“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mi. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho, voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. Juan 14:1-3
Esta es una promesa fundamental. Está basada en la realidad de la vida humana en un mundo de pecado, con todos sus motivos de turbación. Jesús nos dijo: “En el mundo tendréis aflicción” (Juan 16:33). Este es un mundo en guerra. Somos el escenario de un gran conflicto entre el bien y el mal. Por un lado, nuestro Creador quiere restaurarnos al estado de felicidad con que nos creó; por su parte, Satanás, que está obsesionado por usurpar el lugar de Dios, se desquita con las criaturas.
Cuando Jesús dijo “creéis en Dios, creed también en mi”, estaba diciendo varias cosas. Ningún hombre común podía decir “creed también en mi”. Únicamente Jesús podía decirlo. Cuando el conflicto entre Dios y sus enemigos llegó a la tierra, Dios prometió un Salvador, el Mesías, Emmanuel (Dios con nosotros). Hay un solo Salvador. “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, nadie viene al Padre sino por mi” (Juan 14:6).
La pregunta universal fue hecha a Pablo y Silas: ¿Qué debo hacer para ser salvo? (Hechos 16:30). ¿Qué haré para tener un futuro más allá de los sufrimientos? La respuesta fue: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”.
“Muchas moradas hay”. A veces sentimos que no pertenecemos, que somos distintos, que no nos comprenden ni aceptan; pero en el cielo hay lugar para ti y para mí. No hay acepción de persona, no hay divisiones, no hay exclusivismo ni discriminación.
“Voy a preparar lugar”. Esta frase nos dice que somos los invitados de Jesús. Podemos imaginarnos que Jesús es algo así como el divino Anfitrión que nos ha invitado a su casa y nos ha dicho: “Voy a adelantarme para asegurarme que todo esté listo”.
Meditemos en lo siguiente: La Segunda venida de Cristo es una creencia vital porque el drama de la historia humana requiere un desenlace. Dios hizo un mundo perfecto y la historia concluirá con un mundo perfecto. Dios tendrá la última palabra.
(Tomado de: Herederos de Promesas)
No hay comentarios:
Publicar un comentario