Vi un Cielo nuevo y una Tierra nueva; porque el primer Cielo y la primera Tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Apocalipsis 21:1
miércoles, 15 de septiembre de 2010
POR EL CAMINO QUE VINO… VOLVERÁ
“Por el camino que vino volverá y no entrará en esta ciudad, dice Jehová”. Isaías 37:34
El pueblo de Dios estaba siendo amenazado. El rey Senaquerib se aproximaba con sus ejércitos, listo para destruir. El rey de Asiria incluso se dio el lujo de enviar una carta amenazadora a Ezequías, diciendo: “No te engañe tu Dios, en quien tú confías, diciendo: “Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria. He aquí que tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, que las han destruido. ¿Y escaparás tú? (Vers. 10,11).
¿Qué hacer cuando todo parece perdido? ¿Qué hacer cuando da la impresión de que no hay salida? ¿Qué hacen los hijos de Dios en esas circunstancias?
Ezequías cayó de rodillas y clamó al Dios eterno: “Ahora pues, Jehová, Dios nuestro, líbranos de sus manos, para que todos los reinos de la tierra, conozcan que sólo tú eres Jehová” (Vers.20).
Debemos entender algo muy importante. Cuando los hijos de Dios son humillados, derrotados y aniquilados, cuando sufren el oprobio y viven en la miseria, no son ellos los únicos alcanzados, sino que también el nombre de Dios está en juego. La vida victoriosa de un cristiano es un gran argumento “para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú eres Jehová”.
La oración de Ezequías debería llevarnos a entender que aunque en la vida podemos enfrentar dificultades y muchas veces sentimos que no hay condiciones humanas para vencer, tenemos un Dios que nunca falla y en quien podemos confiar. Necesitamos aprender, como hijos suyos, a confiar cada día menos en nuestras fuerzas y más en las de nuestro Señor Jesús. Necesitamos permanecer más tiempo de rodillas y colocar a sus pies todas nuestras necesidades.
Meditemos en lo siguiente: ¿Quién podrá derrotar al cristiano que vive cada día una vida de compañerismo permanente con Jesús? Entonces, ¿por qué temer? Sal esta mañana preparado para las grandes victorias que Dios te tiene reservadas.
(Tomado de: A solas con Jesús)
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