Vi un Cielo nuevo y una Tierra nueva; porque el primer Cielo y la primera Tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Apocalipsis 21:1
miércoles, 22 de septiembre de 2010
ALAS PROTECTORAS
“El me esconderá en su Tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su morada; sobre una roca me pondrá en alto”. Salmo 27:5
David escribió este salmo mientras huía y “tenía que buscar refugio en las cuevas y las rocas del desierto. En este versículo David expresa su deseo de, en el día de la adversidad, esconderse en lo recóndito del tabernáculo de Dios.
¿Adónde van los hijos de Dios cuanto todo parece oscuro, cuando el enemigo –que puede ser la enfermedad, una situación financiera difícil o las dificultades familiares- parece implacable y contundente? Ellos corren al tabernáculo que es Dios. Allí encuentran refugio, y allí entran en comunión con los otros creyentes y son alimentados por la palabra de Dios.
En apocalipsis 3:10 encontramos la promesa divina: “Te guardaré de la hora de prueba”. ¿Cómo cumple Dios su promesa? ¿Cómo guarda a sus hijos de la hora de prueba? “Extenderá su tienda junto a ellos” (Apoc.7:15).
¿Entiendes lo que Dios está queriéndonos decir hoy? Puede venir la tormenta sobre los hijos de Dios. Pueden soplar los vientos de las dificultades. Hay momentos en que parece que todo se va a perder, pero los hijos de Dios pueden descansar confiados, porque él “extenderá su tienda junto a ellos”.
“Después de esto miré, y vi que había una puerta abierta en el cielo” (Apoc. 4:1). Por esa puerta entran en el tabernáculo los que aprenden a depender diariamente de Dios. Se esconden en los cielos. Es allí donde habitan, y es allí donde descansan confiados.
¿Y cómo se esconden en los cielos, si Cristo todavía no volvió? ¿Cómo entran en el santuario, si el santuario celestial todavía está en los cielos? ¿Quieres saber cómo? Mira lo que dice Juan: “Y oí una gran voz del cielo que decía: El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres. El morará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Apoc. 21:3).
Meditemos en lo siguiente: ¿Te das cuenta ahora cómo es que los hijos de Dios se esconden en el tabernáculo? ¿Qué es el tabernáculo? Jesús, por supuesto; él está siempre con los brazos abiertos y debajo de sus alas estaremos seguros. Debemos vivir diariamente con Cristo, porque en él, aun en medio de las dificultades, estaremos seguros.
(Tomado de: A solas con Jesús)
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