jueves, 5 de agosto de 2010

LUZ EN LA OSCURIDAD

“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Juan 8:12
Se cuenta que los invalorables bordados renacentistas, en su mayoría irrepetibles, que elaboraba el famoso taller de sedas de Bruselas, eran confeccionados en una total oscuridad. Excepto por un tenue rayo de luz que provenía de una pequeña abertura en la parte central del techo, las habitaciones reservadas para la hilandería más exquisita se hallaban siempre en la solemne oscuridad.
La calidad del encaje, el color, el filigrana, y en general la magnificencia de los modelos que se confeccionaban en esas habitaciones, eran siempre los más cotizados. El secreto radicaba en la posición del hilandero y el modelo y objeto a copiar. Mientras el hilandero trabajaba en plena oscuridad, el modelo se colocaba directamente bajo la luz que procedía de la abertura. De esa forma, la concentración y la visualización del hilandero se desviaban de la oscuridad de su contorno y recaían únicamente sobre el referente, prestándole así dedicación absoluta.
¡Qué tremenda lección es ésta para el cristiano! El ser humano tiene una obra singular que realizar, su propia vida. Está en sus manos crear una obra digna de ser admirada por todo el universo, o un trabajo incalificable y falto de belleza. Todo depende del modelo que coloquemos bajo la luz de nuestros intereses. Pero también todo depende que nuestros intereses sean iluminados por la luz del Espíritu Santo. Cristo es el verdadero modelo. Y sólo si él es nuestro referente, podremos hacer de nuestras vidas una obra de arte.
Para que nuestra vida sea llena de las gracias del Espíritu Santo es necesario dejar de mirarnos a nosotros mismos, en la oscuridad, y mirar al modelo, bajo la luz. No hay otra ciencia ni procedimiento que nos lleve al triunfo. Habría sido imposible para aquellos hilanderos de siglos pasados, producir semejantes obras de arte si hubieran procedido a la inversa. No se puede hilar el tejido de la vida en la oscuridad del pecado o de nuestra insuficiencia.
Meditemos en lo siguiente: Nuestro Creador quiere que coloquemos nuestra mirada allí donde los rayos del Espíritu Santo iluminan al modelo eterno. Permita Dios que hilemos el tejido de nuestras vidas tomando siempre como referencia a nuestro modelo Cristo Jesús.
(Tomado de: Herederos de Promesas)

No hay comentarios:

Publicar un comentario